marzo 14, 2012

Puertas

La puerta define espacios y cumple una función. En ese cumplimiento de función la significación de la puerta empieza en su disposición a permitir o dificultar el paso por ella. Un letrero que indica "Prohibida la entrada” u otro que rece la frase “salida de emegencia” denotan dos significaciones completamente opuestas para un mismo elemento. Y en todo caso, de no haber ningún letrero que indique función específica con sólo observar detenidamente, podemos ver que toda puerta tiene propiedades y características físicas que nos hablan del otro lado, de ese adentro al que nos permite (o no) ingresar.
De eso se trata. De observarlas, admirarlas e imaginar el momento y la función para las cuales fueron creadas. Las hay de todo tipo, pero nos concentraremos en esas que por algún motivo en particular, se destacan llamando nuestra atención.

Empezaremos con un par de ellas que son, en sí mismas por su realización y confección, dos obras de arte. Ambas están ubicadas en el Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia, en el Parque Centenario de la Ciudad de Buenos Aires. Por allí circulan diariamente miles de personas que acuden a realizar caminatas alrededor del parque u otras actividades al aire libre, pero arriesgaría que la mayoría ni siquiera se ha detenido a observar estas dos maravillas de la herrería artística.
Sobre una de las imponentes entradas del Museo, podemos observar la primera:




Cuando nos acercamos con el zoom de  nuestra cámara, podemos observar los detalles “arácnidos” que conforman parte de la ornamentación de la puerta de acceso principal del museo.








En otra puerta de acceso al Museo, podemos observar otra llamativa ornamentación.









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